Para dar una señal que descomprima la dolarización de todos los pesos emitidos en la pandemia, el Ministerio de Economía desplegó una estrategia que integra colocaciones de títulos atados a la evolución del dólar. Además combina mayor prudencia fiscal a través de la reconversión de los programas covid (todavía no hay precisiones de un IFE 4, por ejemplo) y una devolución de Adelantos Transitorios que el Central le hizo al Tesoro.

Las miradas de los agentes financieros están puestas en la evolución del rojo fiscal y cuál es la estrategia oficial para financiar el déficitEn la ley de Ampliación de Presupuesto 2020, que el Gobierno reglamentó el 25 agosto, se había estimado un resultado fiscal primario de $2,2 billones, equivalente al 8% del PBI. El martes, el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, dijo que el déficit de este año terminará en 6,5% o 7% del PBI. Este número coincide con las proyecciones de consultoras privadas.

“2020 probablemente sea un año que cierre con un nivel de déficit primario cercano al 6,5% o 7% del PBI”, dijo esta semana Rigo a los senadores que integran la comisión de Presupuesto.

Un análisis de la consultora Ecolatina al que tuvo acceso Ámbito reveló que, hasta septiembre, el resultado primario negativo alcanzó 5% del PBIaunque la mayor parte de los gastos en 2020 se explican por los programas de asistencia por la pandemia.

“Buena parte del incremento del rojo fiscal responde a la pandemia, en línea con lo sucedido en la mayoría de los países del mundo”, indica el documento de Ecolatina. Los números grafican esta conclusión: en lo que va de 2020, el déficit equivale a 5 puntos del producto, de los cuales 2,1 puntos corresponden a la asistencia a privados vía ATP, IFE y bonos a beneficiarios de la seguridad social; 1,3 puntos son explicados por la caída en la recaudación debido al impacto de la cuarentena en la actividad económica y 0,4% del PBI representó la inversión en hospitales, salud o transferencias adicionales a las provincias. Solo el restante 1,2% fue el déficit primario sin tener en cuenta los gastos que hizo el Gobierno originados exclusivamente en la pandemia.

La diferencia de Argentina con el resto de los países, asegura Ecolatina, fue la estrategia de financiamiento. En los primeros tres trimestres de este año el déficit alcanzó a $1,3 billones. “Con estos valores se entiende por qué el Banco Central emitió ARS 1,7 billones entre enero y septiembre para financiar al Tesoro y por qué, a pesar de la esterilización vía Leliq, pases y venta de Reservas, la base monetaria creció 40% en ese período, muy por encima de la inflación acumulada (25%)”, detalló el documento.

Para lo que resta de 2020, desde la consultora estiman que el déficit se acelerará hasta los 7 puntos del PBI. “En términos estacionales, el último trimestre suele ser el más exigente del año, especialmente en diciembre”, analizó Ecolatina y remarcó que “considerando que en 2015 este valor estuvo por debajo de 4%, el ajuste para el año electoral parece insalvable”.

“La mayoría de los países tienen acceso a los mercados de crédito, no solo emiten”, reflexiona el documento. En medio de un proceso de renegociación de la deuda con los acreedores internacionales, el mercado de crédito internacional estaba cerrado para el país y aún permanece casi blindado porque el riesgo país se ubica en 1431 puntos básicos, es decir que, para tomar deuda, la tasa que debería pagar la Argentina está por encima del 14%.

Para dar una señal que descomprima la dolarización de todos los pesos emitidos en la pandemia, el Ministerio de Economía desplegó una estrategia que integra colocaciones de títulos atados a la evolución del dólar, mayor prudencia fiscal a través de la reconversión de los programas covid (todavía no hay precisiones de un IFE 4, por ejemplo) y una devolución de Adelantos Transitorios que el Central le hizo al Tesoro, que hasta el momento suman alrededor de $136.000 millones. Todo esto se complementa también con los planes para 2021.

Sobre los resultados proyectados para 2021, Ecolatina aseguró que “la reducción de 8% del PBI a 4,5% se queda ‘corta’ respecto del objetivo del mercado”. “Aunque el supuesto de un financiamiento con deuda en moneda local de 4 de cada 10 pesos del rojo fiscal es realista, deja las expectativas de emisión en niveles muy elevados para el año electoral”, consideró la consultora y advirtió que “en un marco de creciente tensiones cambiarias (pocas Reservas netas y brecha por arriba de 100%), aumentar aún más la liquidez atenta contra las variables nominales”.