El Indec publicó los datos de industria y construcción, que mostraron sendos topes al rebote estadístico generado tras el desplome de marzo-abril. El consumo no repunta y, por ende, la inversión tampoco. La timidez en el gasto público, generada por la restricción fiscal, no permite prever un cambio de tendencia en los próximos meses

La actividad económica encontró un tope a su rebote. Los números oficiales de agosto parecen demostrarlo. La industria registró una caída de 0,9% respecto a los niveles de julio. Algo similar reflejó la construcción, con una baja mensual de 1%.  Aunque en los próximos meses pueda haber períodos de tímidas mejoras, la caída en el salario, el aumento en el desempleo y la pobreza, las restricciones fiscales y la incertidumbre cambiaria parecen prometer apatía productiva.

Desde el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA) diagnosticaron: «Tanto el consumo, la producción industrial como la actividad económica, muestran que en agosto se llegó a un techo de recuperación económica que continúa por debajo de los niveles pre pandémicos pero que al mismo tiempo no solo se frena, sino que parecería estar descendiendo. La demanda sigue sin crecer como debería para traccionar un crecimiento lo suficientemente deseable para recuperar, aunque sea una parte de lo perdido por la pandemia».

Los factores de demanda no aparecen por incertidumbre y pérdida de poder adquisitivo. El consumo sufrió una fuerte destrucción en pandemia, aunque según Came las contracciones siguen achicándose mes a mes, aunque con lentitud, y alcanzó una baja de 10,1% interanual en septiembre, tras otra de 17,8% en agosto. En el segundo trimestre, según los datos oficiales de Cuentas Nacionales del Indec, ese factor clave registró una baja histórica de 22,3%.

La inversión privada también registró una contracción a niveles inéditos desde las hiperinflaciones. Cayó 38,4% en el segundo trimestre, según el Indec. El indicador de ITE-FGA mostró que mucho de esa baja estuvo concentrado en abril. Mayo y junio ya reflejaron recuperación y eso se consolidó en julio. Los números de industria y construcción no son un buen augurio respecto a lo que ocurrido en agosto para esa parte de la demanda.

El economista de Eco Go Juan Paolicchi explicó el porqué del parate en agosto, tras varios meses de repunte: «En agosto hubo algo de cuarentena más rígida y además un agotamiento del efecto rebote, que en una parte fue meramente estadístico porque venía de niveles cero. En algún momento tiene que aparecer a impulsarlo la demanda e inversión. Eso no está apareciendo por la caída del salario y los márgenes de las empresa, el aumento del desempleo y la pobreza. Y por la incertidumbre elevada que hay. Mientras haya brecha, mientras el BCRA pierda reservas y refuerce los controles cambiarios, no hay perspectiva de recuperación constante. Hay que lograr estabilizar la cuestión financiera».

En este punto se dividen las lecturas de los analistas. Con el consumo en recuperación lenta tras un derrumbe abismal en marzo-abril, la inversión no va a aparecer más que para rebotar desde su propio desplome.

Para algunos economistas la clave es la confianza: con incertidumbre cambiaria, hija de la crisis previa y de la emisión monetaria extraordinaria que tuvo que realizar el Gobierno para moderar el impacto de la pandemia, el consumo no va a repuntar. Para otros, los manuales de economía dan la respuesta: cuando el sector privado no consume ni invierte porque está asustado, el Gobierno debe salir a intervenir y reactivar.

El director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiaín, explicó en ese sentido: «Lo que nos muestran los números de industria y construcción es que la eliminación de la cuarentena de por si no implica reactivación. La economía ya venía muy golpeada, con dos años sin crecer y ahí llegó el impacto de la pandemia, con cierre de negocios y destrucción de hábitos de consumo. Eso continúa, porque la gente igual sale poco, porque hay pérdida de salarios, con una paritaria pública de 7% con una inflación de 35%. Si no hay un impulso extraordinario por parte del Gobierno, no va a haber reactivación».

Y además agregó: «En los meses próximos puede levantar un mínimo cuando se efectivice la paritaria o si se paga un IFE más. En particular, hay un programa electoral típico de los últimos años para el año que viene, con un poco más de obra pública, programas sociales y una paritaria al alza, con el dólar un poco planchado. Pero no alcanza para cambiar la tendencia en esta situación, más allá de algún resultado positivo. La coyuntura es extraordinaria y por eso hay que hacer un plan extraordinario de obras públicas, basado en la economía popular».

En términos de tendencia, resulta destacable que según las proyecciones macro vertidas en el proyecto del Presupuesto 2021 el Gobierno demostró esperar terminar su mandato con una baja de 3,4% en el PBI per cápita.

En algunos puntos coincidió el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman: «El bajón de la industria y la construcción tiene que ver con que, más que recomposición de stocks, habían pedidos atrasados y se van terminando de procesar. Lamentablemente, creo que el número de los próximos meses se va a parecer más al de agosto que al de junio o julio. Porque el rebote no era genuino sino que obedecía al parate de abril. Hasta que no haya obra pública, la construcción no va a seguir recuperando».