El organismo podría exigir quitas o un mayor resultado primario para negociar con acreedores.
La duda no sólo pasa por si un eventual gobierno del Frente de Todos tendrá margen para aplicar un ajuste fiscal como el que hizo en ese entonces el país vecino, sino también si el organismo avalará una jugada de este tipo o si por el contrario, exigirá una quita como el caso de Ucrania de 2015 o reformas estructurales a cambio de sostener los desembolsos que faltan por un tiempo más.
Una versión que circula en el mercado es que en realidad la propuesta de Fernández proviene de fondos «distress» que operan con activos riesgosos pero que de todas formas el ex funcionario deberá aplicar una quita, ya sea por su cuenta o por imposición del FMI.
El ex ministro de Economía uruguayo, Isaac Alfie, encargado de llevar las negociaciones de ese reperfilamiento, le dijo a BAE Negocios que el FMI sostenía que había una crisis económica y financiera, mientras que para el gobierno de Battle era una cuestión de plazos.
Alfie reconoció que se aplicó «una política fiscal y monetaria muy ortodoxa».
«Nos peleamos con el Fondo. Pero a la vez se hizo una gran cantidad de reformas estructurales. Se realizó una política de apertura comercial, firmamos acuerdos de inversiones con Estados Unidos y con México, políticas de cielos abiertos y una baja en la presión impositiva», puntualizó.
Gustavo Neffa, de Research for Traders, reconoció ante este medio que el FMI «no se expidió al respecto, por lo que no sabemos qué piensa» del reperfilamiento. «La experiencia de otros países muestra casos de reperfilamiento con venia del Fondo, que lo respaldó», señaló. Y recordó que «Uruguay en 2003 hizo caso omiso de muchas cosas que pedía el FMI, más reformas como la previsional. Impusieron su impronta». En ese momento, el país vecino estaba bajo un programa con el organismo, parte del coletazo de la crisis argentina del 2001-2002.
Por su parte, Javier Alvaredo de ACM planteó que «el Fondo no se va a negar a que la Argentina negocie con los acreedores privados. Pero hay que tener en cuenta que si no hay una quita, van a exigir un superávit primario mayor para hacer frente a los intereses».
En ese sentido, un informe de Delphos apuntó que en Uruguay «el déficit primario corrigió algo más de 4 puntos porcentuales del PBI en tan sólo 4 años al pasar desde un déficit de 1,8% en 2001 a un superávit de 2,5% en 2005″. Esta mejora se logró no sólo mediante una licuación del gasto sino también con suba de impuestos.
Es por eso que para Alvaredo «vas a tener al Fondo de tu lado para hacer una quita que sea aliviadora mientras giran los US$10.000 millones del stand by que le vendrían bien a Alberto».
Neffa añadió que en ese caso también se pidieron reformas estructurales.

