Sorteado el obstáculo del canje de deuda viene ahora otra maratón, con el FMI. Donde la situación fiscal marcará, no solo el tenor de la negociación sino las chances de éxito.
¿Qué pasó con otros países que reestructuraron sus deudas? ¿Cómo fueron sus trayectorias fiscales bajo la tutela del Fondo? Para analizar esto recurrimos a un estudio de la consultora Orlando Ferreres que comparó los casos de Uruguay 2003, Jamaica 2013, Ucrania 2015 y Granada 2015. Al observar el sendero de sus respuestas fiscales surge claramente una distinción respecto a la Argentina: parte del peor escenario fiscal de las últimas reestructuraciones soberanas. Porque los otros países, mal que mal, ya venían haciendo los deberes fiscales antes de cerrar el canje de sus deudas, sobre todo, Uruguay, Ucrania y Jamaica. En cambio, Argentina viene de un derrotero fiscal más parecido a un descalabro. Algo similar fue el caso de Rusia de 1998, que detonó la llamada crisis Vodka y requirió el auxilio del Fondo. Pero ya al año, luego del canje, volvió a tener superávit fiscal. En realidad, si uno ve el punto de partida de los cuatro países analizados, todos partieron de una situación de superávit en el año de la reestructuración. Para tener una idea, estos países llegaron con un ajuste fiscal acumulado de entre 4 y 6% del PBI. Tanto Argentina como Rusia (1998) registran altos déficits en el año de la reestructuración. Sin duda, no solo Argentina arranca de una línea de largada con pendiente sino que encima es bien abrupta.